Foto de la Akademia Górniczo-Hutnicza, deformada por Somnia |
Buscamos en el rol en vivo lo inusual en sus marcos de ficción, interacción y relaciones, distintos a nuestra experiencia rutinaria: la excepción a lo cotidiano. Parece contraintuitivo utilizar adrede la rutina y la repetición como herramientas, pues reducirían el impacto. Sin embargo, la familiaridad genera seguridad y confianza, y las alteraciones en ella, una vez establecida, pueden resultar más intensas que si se opera bajo la excepción continua.
Repetir acciones o comportamientos y establecer rutinas genera patrones que reconocemos familiares. ¿Por qué no emplearlos para mejorar nuestras experiencias si buscamos que el evento cale más profundo? Nada en un rol en vivo existe si no se experimenta de alguna manera. Las descripciones que nos dicen cómo son el mundo, una religión o cierto personaje son papel para quemar o un espacio ocupado en algún disco duro o servidor, son inútiles sin la implicación de los participantes. La amistad de una vida no se puede simular con un desconocido, si se busca una sensación interna más allá de una interpretación teatral, sin una interacción repetida previa al evento.
En 2008 participé junto a José Castillo Meseguer en el evento danés Motherland (Rollespilsfabrikken), evento ucrónico en el campo de entrenamiento de soldados soviéticos de una Segunda Guerra Mundial que nunca había acabado por completo, y comprobé cómo cantar los mismos himnos y consignas y realizar ciertos entrenamientos generaban rutinas, cuya ruptura tenía mucho más impacto que si se asumían de manera previa. El evento manifestaba carencias en la seguridad, en el diseño y en el establecimiento de relaciones, pero la repetición de ciertas acciones, en lugar de evidenciar carencia de contenidos, completaba y cerraba el circuito: hacía el entorno más verosímil y ayudaba a enlazar más intensamente con el personaje.
En un corto, a menudo carecemos del tiempo para generar estas repeticiones. Si disponemos de sólo tres o cuatro horas, e incluimos talleres y preparación previa, es difícil establecer una familiaridad. En Vampiria (Somnia, pases de 2017 y 2018), la premisa establecía un grupo de amigos lejanos, cansados de los demás, en una de sus reuniones habituales. Para generar familiaridad y sensación de rutina, prepararé fragmentos de reuniones anteriores (cinco años atrás, un año atrás, seis meses atrás, tres meses atrás) que se interpretaban durante la duración de una canción (So What, del álbum Kind of Blue, Miles Davis) antes de que el evento se lanzara sin interrupción (con la misma canción). La pauta sonora, la situación similar y la presencia de los mismos personajes generaron el ánimo deseado de estar en una reunión inacabable con gente que se conoce desde hace mucho, pero que nunca están muy cercanos.
En un evento de mayor extensión, se pueden establecer actividades diarias para generar rutinas. Para los cuatro días totales de we burn in death and desire (Somnia, aplazado a 2022), pretendo remarcar el ambiente de desencanto gris para experiencia del Día a través del trabajo diario, horarios estrictos de actividades de ocio regulado y ceremonias comunes para contrastar con la libertad y carencia de control de la Noche. Algunas de las lecciones aprendidas en Robota (Somnia, 2014) serán útiles a este respecto.
Cuando una relación es importante para un rol en vivo, no basta con describirla o pactarla de antemano. Es mejor si se interpreta repetidamente, aunque sea en pequeñas escenas previas que establezcan una dinámica reconocible y alguna señal de afecto o desprecio repetida entre esos personajes. Por supuesto, durante la ficción puede reforzarse, tensarse o romperse esa familiaridad adquirida.
La rutina puede ser una herramienta incluso cuando se combate a propósito. la sirena varada (Somnia, pases de 2015, 2016 y 2017) se alejaba de toda repetición o rutina, e hicimos un esfuerzo por destruir cualquier aparición de patrones y repetición en la medida en la que el diseño y la estructura lo permitía (supresión de relojes y de horarios estrictos, estímulos a la volatilidad e incoherencia de las relaciones, fantasía y locura generalizadas).
Merece una mención el ensayo de escenas a representar en un evento determinado. Pese a los beneficios que conlleva el ensayo para un evento en el que la narrativa es el foco de interés principal, hay que estar atento a la rigidez que puede generar. Es más, tales escenas no son recomendables en eventos que carezcan de tal foco narrativo, ya que pueden forzar y encauzar la ficción hacia ellas incluso si dejan de ser apropiadas. Cuando alguien ensaya durante semanas cierta escena, le interesa realizarla sin que le importe ya si es apropiada o no. Sería más aconsejable practicar una acción específica que pueda realizarse con facilidad sin forzar el evento antes que una serie encadenada de ellas.
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